El atole: bebida viva del Día de Muertos
- Mercadotecnia Aceros Monterrey

- 28 oct
- 7 Min. de lectura
En cada Día de Muertos, las ofrendas mexicanas se llenan de colores, aromas y sabores que cuentan historias. Pan de muerto, calaveritas, frutas, flores… y entre todo ese festín espiritual, hay una bebida que nunca falta: el atole.
Más que un simple acompañante, el atole es una tradición que calienta el alma y conecta generaciones.
Una bebida con raíces prehispánicas
El atole tiene su origen en las antiguas culturas mesoamericanas. Los pueblos nahuas lo preparaban con maíz molido, agua y hierbas, como parte de sus rituales. Con la llegada de los españoles se le añadieron ingredientes como canela, azúcar y leche, dando origen a la variedad de sabores que conocemos hoy.

En las ofrendas del Día de Muertos, el atole representa el alimento del espíritu: algo cálido que reconforta el alma de quienes vuelven del más allá para visitar a sus seres queridos.
El atole en las ofrendas
Cada región de México tiene su propio estilo. En algunas casas se prepara el atole blanco de masa, sencillo y tradicional; en otras, el champurrado de chocolate endulza la mesa.
También se ofrecen versiones de frutas como guayaba, piña o fresa, o el atole negro, hecho con maíz tostado, típico de Oaxaca y Chiapas.
Su vapor aromático simboliza la presencia de la vida, mientras su calidez recuerda el fuego del hogar. En muchos pueblos, se sirve no solo en las ofrendas, sino también a las familias y visitantes que velan a sus difuntos durante la noche.
Sabores que cuentan historias
Atole de masa: el más ancestral, con textura espesa y sabor a maíz recién molido.
Champurrado: mezcla de atole y chocolate, ideal para acompañar pan de muerto.
Atole de agua de frutas: más ligero, con un toque festivo y colorido.
Atole negro: profundo y ahumado, una bebida que evoca respeto y memoria.
Cada sabor guarda una historia familiar. En muchos hogares, la receta del atole pasa de abuelas a nietos, como un legado que no se anota en libros, sino que se conserva en la memoria y el corazón.
Más que una bebida, un símbolo

Tomar atole durante el Día de Muertos no es solo una costumbre gastronómica: es un acto de amor y de memoria. Es recordar a quienes ya no están con nosotros y compartir, aunque sea por un momento, el mismo calor que alguna vez nos unió.
Así, entre velas, flores y copal, el atole se convierte en un abrazo líquido, un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos.

Atole de masa tradicional
Rinde: 6 tazas aproximadamente
Tiempo de preparación: 30 minutos
Dificultad: fácil
Ingredientes
6 tazas de agua (puedes sustituir 2 por leche si quieres un sabor más cremoso)
½ taza de masa de maíz nixtamalizada (puede ser de tortillería o disuelta de harina Maseca)
1 piloncillo o ½ taza de azúcar morena
1 raja de canela
Pizca de sal
(Opcional) 1 cdita de vainilla o ralladura de naranja
Preparación paso a paso
1. Disolver la masa:
Coloca la masa en un recipiente y disuélvela con 2 tazas de agua fría. Revuelve bien hasta que no queden grumos. Puedes colarla si prefieres una textura más fina.
2. Preparar el jarabe base:
En una olla grande, pon a calentar las 4 tazas restantes de agua junto con la canela y el piloncillo (o azúcar). Cocina a fuego medio hasta que el piloncillo se disuelva por completo.
3. Agregar la masa disuelta:
Retira la raja de canela y agrega poco a poco la mezcla de masa disuelta, moviendo constantemente con una cuchara de madera o batidor de globo para evitar que se formen grumos.
4. Cocer hasta espesar:
Cocina a fuego medio-bajo durante unos 15 a 20 minutos, moviendo sin parar. El atole debe espesar ligeramente y adquirir una textura aterciopelada.
Si queda muy espeso, agrega un poco más de agua o leche caliente.
5. Ajustar el sabor:
Añade una pizca de sal y, si lo deseas, la vainilla o ralladura de naranja. Prueba y ajusta el dulzor al gusto.
6. Servir caliente:
Sirve de inmediato en jarritos o tazas de barro. El atole debe quedar espeso, suave y con un sabor balanceado entre el maíz y el piloncillo.
Consejos útiles
Si usas harina de maíz instantánea, disuélvela primero en agua fría y sigue los mismos pasos.
Puedes agregar leche evaporada o leche entera para una versión más cremosa.
Para darle un toque más aromático, añade anís estrella al hervir el piloncillo.
Champurrado tradicional (Atole de chocolate mexicano)
Rinde: 6 tazas aproximadamente
Tiempo de preparación: 35 minutos
Dificultad: fácil
Ingredientes
6 tazas de agua (puedes sustituir 2 por leche si deseas más cremosidad)
½ taza de masa de maíz nixtamalizada (de tortillería o disuelta con harina Maseca)
1 o 2 tablillas de chocolate de mesa (como Abuelita o Ibarra, según el gusto)
1 piloncillo o ½ taza de azúcar morena
1 raja de canela
Pizca de sal
(Opcional) 1 cdita de vainilla o clavo de olor
Preparación paso a paso
1. Disolver la masa:
En un recipiente, disuelve la masa en 2 tazas de agua fría, moviendo bien hasta que quede sin grumos. Cuélala si deseas una textura más fina.
2. Preparar el jarabe de chocolate:
En una olla grande, calienta las 4 tazas de agua restantes con la raja de canela y el piloncillo. Cocina a fuego medio hasta que el piloncillo se derrita por completo.
3. Agregar el chocolate:
Incorpora las tablillas de chocolate y remueve hasta que se disuelvan completamente.
4. Incorporar la masa:
Añade lentamente la masa disuelta, moviendo sin parar con una cuchara de madera o batidor de globo para evitar grumos.
5. Cocinar hasta espesar:
Cocina a fuego medio-bajo durante 20 a 25 minutos, revolviendo constantemente. El champurrado debe espesar poco a poco y tener una textura aterciopelada.
6. Ajustar el sabor:
Agrega una pizca de sal y, si lo deseas, un toque de vainilla o clavo para acentuar el aroma. Prueba el dulzor y ajusta según tu gusto.
7. Servir caliente:
Sirve en jarritos o tazas gruesas. El champurrado debe tener cuerpo y un sabor balanceado entre maíz, chocolate y canela.
Consejos útiles
Si lo prefieres más espeso, aumenta un poco la cantidad de masa o deja hervir unos minutos más.
Si usas leche, agrégala caliente al final para que no se corte.
Para mantenerlo homogéneo durante el servicio, sigue moviéndolo de vez en cuando, ya que la masa tiende a asentarse.
Atole de agua de frutas
Rinde: 6 tazas aproximadamente
Tiempo de preparación: 25 minutos
Dificultad: fácil
Ingredientes básicos
6 tazas de agua
4 cucharadas soperas de fécula de maíz (maicena)
½ taza de azúcar (ajusta al gusto)
1 raja de canela
Pizca de sal
1 taza de pulpa o jugo natural de fruta (puede ser piña, guayaba, fresa, mango o durazno)
(Opcional) 1 cdita de esencia o colorante natural del mismo sabor
Preparación paso a paso
1. Disolver la fécula:
En un tazón, disuelve la fécula de maíz en 1 taza de agua fría. Mezcla hasta eliminar todos los grumos y reserva.
2. Preparar el jarabe:
En una olla grande, coloca las 5 tazas restantes de agua con la raja de canela y el azúcar. Calienta a fuego medio hasta que hierva y el azúcar se disuelva completamente.
3. Agregar la fécula:
Retira la canela y vierte lentamente la fécula disuelta en el agua caliente, sin dejar de mover con una cuchara de madera o batidor de globo.
4. Espesar el atole:
Cocina a fuego bajo durante 10 a 15 minutos hasta que la mezcla tome una consistencia ligeramente espesa y tersa.
5. Añadir la fruta:
Incorpora la pulpa o jugo natural de la fruta elegida. Si usas frutas con fibra como guayaba o fresa, licúalas y cuélalas antes de agregarlas. Mezcla bien y deja hervir 5 minutos más.
6. Ajustar sabor y textura:
Prueba y ajusta el dulzor. Si el atole queda demasiado espeso, agrega un poco de agua caliente; si está muy líquido, deja hervir un par de minutos más.
7. Servir caliente:
Sirve de inmediato. Este tipo de atole tiene una textura más ligera que el de masa, pero conserva el calor y dulzura típicos.
Sugerencias de sabores populares
Atole de piña: usa jugo o pulpa natural, combina bien con canela y un toque de vainilla.
Atole de fresa: licúa fresas frescas con agua y azúcar; da un color rosado muy atractivo.
Atole de guayaba: ideal para temporada de frío; la guayaba aporta aroma y vitamina C.
Atole de durazno o mango: más suave y perfumado, excelente para niños o desayunos ligeros.
Atole negro tradicional (de maíz tostado o quemado)
Rinde: 6 tazas aproximadamente
Tiempo de preparación: 1 hora
Dificultad: media
Ingredientes
1 taza de maíz seco (blanco o amarillo)
6 tazas de agua
1 piloncillo mediano (aprox. 100 g) o ½ taza de azúcar morena
1 raja de canela
Pizca de sal
(Opcional) 1 cucharada de cacao en polvo o 1 tablilla de chocolate de mesa
(Opcional) 1 estrella de anís
Preparación paso a paso
1. Tostar el maíz:
Coloca el maíz seco en un comal o sartén grueso y tuéstalo a fuego medio, moviendo constantemente, hasta que los granos adquieran un color café oscuro casi negro. No deben carbonizarse completamente, pero sí quedar muy dorados. Este paso define el sabor ahumado característico del atole negro.
2. Moler el maíz:
Una vez tostado y enfriado, lleva el maíz al molino (o muélelo en licuadora potente con un poco de agua) hasta obtener una pasta o masa fina. Cuela si deseas una textura más suave.
3. Preparar el jarabe base:
En una olla grande, calienta 4 tazas de agua junto con la canela, el piloncillo y, si lo deseas, la estrella de anís. Cocina a fuego medio hasta que el piloncillo se disuelva completamente.
4. Disolver la masa tostada:
Disuelve la masa molida de maíz tostado en las 2 tazas restantes de agua fría. Revuelve bien para eliminar grumos.
5. Incorporar a la olla:
Retira la canela y el anís del jarabe caliente. Vierte lentamente la mezcla de masa disuelta, moviendo sin parar con una cuchara de madera para evitar que se pegue o forme grumos.
6. Cocer hasta espesar:
Cocina a fuego bajo durante unos 25 a 30 minutos, moviendo constantemente. El atole tomará un color oscuro y una consistencia espesa. Si lo prefieres más ligero, añade un poco más de agua caliente.
7. Ajustar el sabor:
Agrega una pizca de sal para equilibrar el dulzor. Si gustas, añade cacao o una tablilla de chocolate en este punto para realzar el tono oscuro y el aroma.
8. Servir caliente:
Sirve en jarritos o tazas gruesas. El atole debe tener un color negro intenso, aroma tostado y un sabor ligeramente ahumado y dulce.
Consejos útiles
No te saltes el tostado del maíz; es el alma de esta receta.
Si usas licuadora, licúa por partes con suficiente agua para lograr un molido fino.
Puedes guardar la base de maíz tostado molido en refrigeración hasta por 3 días.
En algunas regiones se agrega un poco de cacao o chocolate para acentuar el color y sabor.









Comentarios